El entorno educativo, con frecuencia, profundiza en la teoría del derecho y descuida habilidades prácticas indispensables en el día a día como la redacción de un buen documento.
Una correcta redacción jurídica es uno de los tantos artes que todo buen abogado debe poder dominar si quiere ser capaz de cuidar eficazmente los intereses de sus clientes.
Para el apoyo del jurista, a continuación, se enlistan algunas recomendaciones sobre los 7 documentos que todo abogado debe poder escribir bien en el ejercicio de su profesión.
1. Demanda
Una demanda es un documento crucial e importante y uno de los más básicos a dominar en el derecho. Dado que este inicia un proceso judicial, conteniendo las pretensiones y el soporte de ley que amparan los intereses del demandante, requiere mucho cuidado en su redacción para que pueda ser ágilmente entendida y procesada.
Una demanda mal redactada puede retrasar enormemente la respuesta por parte de la administración de la justicia y, muchas veces, llevar a términos desfavorables las solicitudes del demandante.
Este documento debe contener una introducción en la que se incluyan los datos relevantes al proceso, como los números de expediente, las partes involucradas y los datos de identificación.
En él se recogen, además, una lista detallada de los hechos que motivaron la demanda de manera cronológica, expuestos de una manera clara, sin ambigüedades o posibilidad de interpretación prejuiciosa.
Seguidamente, deben incluirse los preceptos de ley que sustentan las pretensiones del demandante. Elegir las leyes o principios adecuadamente asociados al caso es la clave para que la demanda tenga base y lugar.
Finalmente, se deben incluir las peticiones que el demandante desea someter a tutela del Juez para dar término favorable a la demanda. Estos deben ser lógicos, proporcionales y ordenados. La recepción del documento y la consideración de la demanda también deben incluirse.
2. Oficio
Los oficios son documentos jurídicos con un peso diferente en lo que respecta a la ley judicial, pero de suma importancia.
Esta “formalidad ineludible” es de uso diario en la vida del abogado y se trata de una clase de documento que contiene un comunicado oficial de una entidad u organismo, del cual se pretende dejar registro y que trata temas de gran importancia.
La correcta redacción de un oficio es un acontecimiento que puede pasar por debajo de la mesa, sin mérito o reconocimiento. Redactar un oficio de manera descuidada, por el contrario, puede traer serias consecuencias a su redactor y al órgano judicial que lo circule.
El contenido de un oficio debe incluir, mínimamente, el membrete con información relacionada a la fecha en la que se emite, el lugar y cualquier otro detalle de este tipo. Los oficios usualmente están enumerados para poder registrarlos o, al menos, debe incluir el nombre de la oficina desde el que se originan.
Deben contener, además, la referencia de a quién va dirigido, junto al asunto, que a su vez acompaña a un breve resumen que facilita la rápida lectura.
Finalmente, se incluye el mensaje que se quiere dar a conocer, cuidado en todo momento de la redacción y la claridad del contenido, con una despedida.
¿Nota que es muy similar a un correo formal empresarial? En cierta forma lo es. Pero no por ello debe descuidarse su comprensión y correcta redacción.
3. Contrato
Saber redactar (y entender) un contrato es fundamental para cualquier abogado siendo, además, uno de los documentos más prácticos de la profesión, ya que regulan las interacciones comerciales, laborales o de convivencia entre dos partes.
Estos documentos contienen una serie de acuerdos a los que los interesados se someten de manera voluntaria, por un determinado periodo de tiempo, los deberes y responsabilidades de cada uno y las posibles sanciones por incumplimiento.
El mejor consejo para la redacción de un contrato sólido para cualquier jurista es que evite hacer uso de las inagotables plantillas gratuitas que abundan en la red.
Todos los acuerdos son únicos y en ellos participan personalidades singulares en todo sentido, por lo que cada contrato genera un grupo de obligaciones o deberes exclusivos, según el tipo de pacto al que se pretenda llegar.
Esto no quiere decir que muchos contratos no puedan ser similares, pero un buen abogado sabe estudiar el panorama, prever los posibles escenarios, creando un contrato balanceado en restricciones y libertades, conteniendo todos los acuerdos pertinentes.
Descuidar la redacción de un contrato puede originar escenarios desfavorables para una de las partes, ambigüedades con terribles consecuencias comerciales o, de hecho, hacer inválido todo el documento.
4. Poder para actuar
El poder para actuar es uno de los documentos más utilizados por los abogados en ejercicio en casi todas las ramas del derecho, ya que este permite la representación de una persona ante determinados procesos de índole judicial.
El secreto de la redacción de un buen poder radicar en saber elegir o delimitar exactamente el tipo de facultades que una parte desea conceder a otra para que actúe en su nombre.
Se debe ser cuidadoso a la hora de elegir los verbos que se incluyen en el poder para actuar, de modo que sea permisivo ante cualquier posible trámite que se esté realizando, incluso en el caso de que ocurra algún imprevisto. Pero, al mismo tiempo, que no sea abusivo en las libertades, dado que de nada sirve un documento que un cliente no firme por miedo.
En este sentido, vale la pena reflexionar muy bien el “para qué” del poder, para entonces establecer el tipo de documento pertinente al caso.
5. Peticiones
Una petición es un documento fundamental que no requiere la firma de un abogado para tener validez, pero por una buena razón forman parte de la documentación básica en el kit del jurista.
Se espera que los abogados puedan hacer uso de argumentos sólidos para demostrar por qué una determinada petición merece ser contestada o bajo qué basamentos se sustenta una determinada solicitud. El apoyo en los antecedentes es clave para crear una petición sólida.
Entonces una petición debe evidenciar determinados hechos, conteniendo los datos del lugar si fueran necesario, las acciones o respuestas que se esperan de parte de la administración legal que recibe la petición, pero, sobre todo, el fundamento detrás de dicha solicitud.
6. Amparo o Tutela
Una Tutela o Amparo es un tipo de recurso que busca restablecer el goce de los derechos fundamentales de los ciudadanos, que han sido violentados por causa del abuso de la autoridad de algún ente.
Dada la importancia de este tipo de documento extraordinario, no se requiere a un abogado para presentarlo ante el tribunal, pero son estos últimos los que pueden asegurar una buena redacción.
Una solicitud de amparo vela por los derechos fundamentales que recoge la constitución y requieren de un buen análisis de antecedentes y de la presentación de argumentos que den relevancia a dicha solicitud. Pero, más que recoger una lista infinita de antecedentes, es más importante comprender bien la situación para saber hacia dónde enfocar correctamente la solicitud.
Estos son el tipo de documento en donde importa más saber lo que se pide, cómo se pide y los fundamentos que dan forma a la solicitud, más que tener la razón en sí mismo.
Dado las delicadas condiciones que motivan la redacción de una demanda de amparo es necesario ser cuidadosos y ejercitar bien las competencias antes de entrar de lleno en esta área específica del derecho.
7. Informe jurídico
Un informe jurídico está un poco lejos de ser una documentación vital, pero es un recurso de uso frecuente en el ejercicio. Saber redactar un buen informe, es una práctica positiva para el futuro desempeño en otros documentos.
En los informes se enlistan una serie de acontecimientos de manera ordenada, concreta, con los potenciales detonantes y consecuencias de los hechos. Esto permite dejar asentado que se ha realizado una diligencia y las conclusiones del redactor al respecto.
Un buen informe jurídico debe llevar la identificación del abogado o perito que lo redacta, a quien va dirigido, datos relevantes de la fecha, el lugar, la razón por la que se ejecuta, datos de expediente en el que será archivado y una presentación objetiva de los acontecimientos.
Para que un informe sea realmente válido, este deber ser sobre todo imparcial, claro en sus objetivos y estar debidamente firmado.
Reflexiones finales
La tecnología ha facilitado mucho la redacción de todo tipo de documentos, lo que ha sido un alivio para el manejo de gran volumen de trabajo. Pero esto no quita que sea necesario que los abogados sepan cómo redactar un buen documento básico por cuenta propia.
En este sentido es mejor evitar el uso de plantillas en línea para hacer un trabajo tan delicado. Si se quiere acortar el tiempo de redacción, es mejor contar con herramientas automatizadas que apoyen en este proceso, creadas y dirigidas por y para profesionales.